Galen, el Caballero de la Luz Bendita, nació en el reino celestial, donde la justicia y la paz alguna vez fueron los pilares fundamentales. Sin embargo, a medida que creció, se dio cuenta de que la justicia en su reino estaba siendo vista como una cuestión distante e innecesaria, a tal punto de tergiversar su significado. Mientras los dioses observaban desde las alturas, Galen sentía un llamado profundo por velar por los más débiles y oprimidos en el mundo mortal, donde la injusticia y la tiranía prevalecían. Decidió descender a esos reinos, portando su espada de luz, para luchar por la equidad y restaurar el verdadero significado de la justicia.

Su intervención no fue bien recibida por los guardianes celestiales, que consideraban su acción como una distracción de la perfección celestial, y tanto fue, que lo limitaron de su completo poder. Sin embargo, Galen persiste, demostrando que la justicia no solo se basa en las leyes divinas, sino en actuar con bondad y hacer lo correcto, incluso cuando otros no lo entienden. A través de sus actos de valentía y compasión, inspira a todos a seguir su ejemplo, y aunque el reino celestial aún dudaba, Galen enseña que la verdadera justicia es un acto continuo de amor hacia todos, grandes y pequeños.