Hoy fue otro día de emociones junto a los demás aventureros de Ravenhome. Nos dimos a la tarea de encontrar la manera de llegar a las rumoradas islas en las nubes, patrocinados por el gremio. De algún lugar llegó una pista, de que el punto de acceso a ellas sería en la playa. Partí de la taberna con Galen; viejo conocido de las expediciones al Casino y a la ciudad sombría, Rie la Pixie y un pequeño joven Goblin... quien se comportaba como tal; Me reservaré el nombre con el cual se presentó, solo lo identificaré como "CC".
Impelidos por la brisa y el olor del mar, atravesamos el bosque contiguo a la playa bajo un cielo nublado, sin rastros de las islas que buscábamos en el firmamento. Nuestra compañera pixie nos ayudó a identificar los puntos de interés en el borde con la playa, y tras unos tropiezos con la impulsividad goblin, logramos evitar un encuentro fortuito con una banda de Kobolds - en quienes poco confío, luego de saber lo que eran capaces de hacer para lograr entrada al Casino en las montañas. Tomando el camino hacia un extraño tumulto de tierra frondosa en la playa, encontramos a un capitan entrado en años y de cuestionable cordura, a quién más adelante identificaríamos como Eyrab. El es de una raza desconocida para mi, a pesar de tener mucha similitud con aves que veía en el bosque, por su pico, sus alas, y su cuerpo cubierto completamente de plumas, pero manteniendo una figura humanoide; no muy diferente a mi y mis características arbóreas, supongo.
Eyrab, por fortuna, es de la isla que buscamos, aunque su forma de hablar nos hizo dudar por un momento si en realidad existía. El montículo de tierra sobre el que estábamos era, de hecho, parte de la isla, aunque evidentemente se había desplomado del cielo. Eyrab nos colocó la tarea de encontrar unos cristales que permitían a su navío desplazarse en el aire. Dándonos a esta tarea, bajamos a la playa y descubrimos lo que resultaría ser el gran cristal que mantenía el montículo a flote. Estaba roto, por lo que decidimos buscar los cristales para arreglarlo.
Desafortunadamente, esta vez no tuvimos suerte con la impuslividad goblin, y CC terminó inmiscuyéndose con el enorme grupo de Kobolds que estábamos intentando evitar. De alguna manera, se comunicaron entre ellos, y lograron llegar a un acuerdo; ellos nos ayudarían a encontrar los cristales con el objetivo de poder eliminar a la criatura -- la cual olvidé por completo mencionar antes! Eyrab está obsesionado con una criatura colosal que vive en unas nubes de tormenta. La llegamos a ver,y se le ve muy formidable; deseo suerte a los Kobolds que quieren destruirla para probar la superioridad dracónica. Pero me estoy adelantando...
Luego de reunir los cristales, recibimos una nefasta sorpresa; un grupo de viles bandidos, manchando el nombre de nuestra comunidad haciendose pasar por aventureros, hicieron de nosotros su objetivo, queriendo tomar los cristales para su propio beneficio. Recibieron su merecido; no describiré su terrible final, pero espero que los detalles de su destino final se pasen de voz a voz, para que otros prospectivos bandidos piensen dos veces antes de tomar dicho camino.
Y bien, una vez derrotados los bandidos, habiendo tomado a uno como prisionero, logramos restaurar el cristal del islote, el cual se reformó y empezó a flotar nuevamente. Eyrab también pudo nuevamente poner en funcionamiento su navío, y junto con el y los Kobolds sobrevivientes - en un interesante giro del destino, siendo ahora nuestros amigos - ascendimos a los cielos para ver, no solo la ciudad entre las nubes de las leyendas, sino la aciaga tormenta en el horizonte, con sus innumerables y terribles tentáculos y garras. Eyrab nos dijo muchas veces que no estábamos listos para conocer de cerca a esa criatura, y estoy inclinada a creerle.