Sabaas Sulux fue un antiguo terrateniente de un pequeño pueblo al sur. Proveniente de una familia adinerada, vivió toda su juventud trabajando para y por mantener el estatus y los ingresos de su linaje. Sin embargo, siempre albergó un profundo deseo por la naturaleza, anhelando vivir a la intemperie; un anhelo que su familia consideraba reprochable y propio de salvajes. Esta pasión fue tan reprimida que, con el tiempo, llegó a olvidarla, sumergido en sus obligaciones.

Como única concesión a su espíritu libre, utilizaba la excusa de la caza para adentrarse en el bosque con su arco. En realidad, detestaba atacar animales, por lo que esas salidas eran en verdad una forma de conectar con el entorno; para mantener las apariencias, practicaba constantemente en casa, volviéndose medianamente diestro con el arma. Lo que realmente disfrutaba era interactuar con la fauna y sumergirse en la aventura que implicaba vivir en entornos hostiles.

Aunque estaba destinado a convertirse en el jefe de la familia, Sabaas, ya en su juventud adulta, llegó a la conclusión de que no podría soportar una vida de obligaciones. Así, armado con su arco y una férrea voluntad de vivir sus días con autenticidad, escapó de sus responsabilidades para convertirse en aventurero. No obstante, para su mala fortuna, su primera experiencia independiente resultó en perderse en las profundidades de aquel bosque que tanto amaba.

Permaneció allí durante aproximadamente ocho o nueve años, un período crucial dada la corta longevidad de su especie. En ese tiempo, aprendió a sobrevivir por su cuenta, enfrentándose a los elementos y adaptándose por completo a la vida salvaje. Cuando finalmente logró salir del bosque, ya no era el joven que una vez fue, sino un anciano marcado por la experiencia. Ahora, Sabaas busca vivir sus últimos días como un auténtico aventurero, disfrutando con plenitud del poco tiempo que le queda.